La moda se adapta a los tiempos y ahora, más que nunca, a las circunstancias. Por este motivo, los comercios de la zona centro de Zaragoza han decidido incluir las mascarillas como un complemento más en los estilismos, ya que a partir de ahora es de uso obligatorio.

La presidenta de la Asociación de Empresarios del Sector Comercial Zona Centro de Zaragoza, Begoña Abad, señala que “está claro que nos tenemos que adaptar a llevarlas y, lejos de pensar que esto va a ser un gran negocio para el pequeño comercio, lo único que hemos hecho algunos es diseñar unas pequeñas colecciones, en definitiva, reinventarnos”.

De hecho, subraya, “podemos ir conjuntados con nuestra ropa o dar un toque de color, con el estampado de cachirulo o con colores lisos que combinen con todo”.

No obstante, Begoña Abad lamenta que desde que pudo abrir el pequeño comercio, “la venta es casi inexistente, bien porque no hay eventos y la ropa que nos llegó en marzo está intacta, ya que las comuniones y bodas se han aplazado para septiembre, octubre y noviembre, o bien porque el público está pasando situaciones complicadas y no puede comprar como lo hacía antes”.

La presidenta de los comerciantes de este sector centro asegura que “con la venta de mascarillas no podemos hacer frente a todos los pagos de locales, impuestos, autónomos…”, pero no por ello dejan de abrir con el añadido de tener que mantener las medidas de seguridad que se exigen “para cuidar nuestra salud y la de nuestros clientes”, indica.

Esta asociación de comerciantes, integrada en la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (ECOS), hace hincapié en que “somos la única asociación en Aragón que el día 11 de mayo entregó a sus asociados lo necesario para abrir sus negocios: guantes, mascarillas de un solo uso, solución hidroalcohólica y producto desinfectante”. Algo que, según Begoña Abad, “supone otro gran desembolso para los comerciantes por lo que lo proporcionamos desde la asociación”.

Abad también lamenta la situación en la que se encuentran las rebajas del pequeño comercio, ya que “no podemos competir con las grandes marcas que hace unos descuentazos brutales con los que no podemos competir” y no pierde la esperanza en “volver a tener una ciudad con sus calles con el calor y el color que dan los pequeños establecimientos abiertos, con la seguridad que da el trato personalizado y, en definitiva, ver la cuidad alegre y con vida, no muerta como la hemos visto estos dos meses atrás”.