El Ayuntamiento de Zaragoza volverá a impulsar este año el proyecto de medición de la calidad del aire en los comercios zaragozanos. Así, este año el programa se amplía a 65 comercios de toda la ciudad con una inversión de 130.000 euros. Para poder llevarlo a cabo, el consistorio firmará de nuevo un convenio con ECOS y el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón.

«Los científicos son absolutamente rotundos. Es un virus que se contagia por el aire, por lo tanto, la clave es regular ya de una vez la calidad del aire en los establecimientos cerrados para garantizar la salud de clientes y trabajadores y para que nunca más se vuelva a cerrar un negocio, que es la vía de ingresos de familias, sin ninguna base científica. El derecho a la salud es compatible con el derecho al trabajo», ha incidido la concejal de Economía, Innovación y Empleo, Carmen Herrarte.

Este anuncio se ha producido durante el acto de entrega de diplomas a los 40 establecimientos que quisieron ser partícipes del primer proyecto piloto sobre el análisis de la calidad del aire en lugares cerrados impulsado desde el consistorio. En el mismo ha estado presente el investigador de la Universidad de Colorado y recién nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, José Luis Jiménez, precisamente por sus investigaciones en cuanto a la calidad del aire se refiere.

«Esto es como cuando nos dimos cuenta de que el cólera se transmitía por el agua y que no podíamos tirar las aguas residuales a la calle, sino que nos las teníamos que llevar lejos. Ahora, en el 2022, nos estamos dando cuenta de que la calidad del aire anterior era una cosa que era importante para la salud, pero que habíamos ignorado», ha reconocido.

En esa línea, tras la fase de análisis de los datos recogidos entre diciembre y febrero, la primera conclusión apunta que los niveles de CO2 en los comercios analizados del centro de Zaragoza no tienen un riesgo alto de contagio por aerosoles y que las medidas que se puedan implementar para mejorar la calidad del aire ante un aumento de las ratios son fáciles de aplicar, contribuyendo así a una disminución del riesgo de transmisión de enfermedades respiratorias.

Durante la realización del piloto, cada establecimiento participante ha recibido unas sesiones formativas que han servido para que los responsables de los comercios reafirmaran e incrementaran su concienciación sobre la importancia de la calidad del aire. Así, durante el proceso se han mostrado involucrados en el proyecto y han mostrado su disponibilidad para la implementación de medidas en el caso que fuera necesario. Además, aquellos que implementaron algún tipo de ajuste mejoraron sustancialmente la renovación del aire en su negocio.

Sin embargo, lejos de lo que apuntan algunos expertos, el investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, Alberto Shumacher, ha reafirmado la necesidad de valorar cada establecimiento de forma individual y no dentro de un sector. «En función de la distribución del local, la orientación de las puertas y ventanas o la actividad, cada local puede tener unos niveles diferentes que no se pueden comparar de un comercio a otro, pese a que tengan el mismo uso», ha explicado.

Para el desarrollo del piloto, en los 40 establecimientos comerciales de ECOS ubicados en la zona centro de Zaragoza se instalaron 85 medidores de concentración de CO2. Esos aparatos estuvieron permanentemente operativos y transmitieron telemáticamente sus lecturas cada muy pocos minutos al equipo investigador del proyecto para su análisis, interpretación y valoración. El primer paso del proyecto fue con la monitorización por parte del IIS Aragón de los establecimientos seleccionados. El objetivo era conocer in situ cómo funcionaba cada uno de los espacios.

FOTOS: DANI MARCOS- AYUNTAMIENTO ZARAGOZA