Las calles de Zaragoza ya huelen a Pilares y ese olor tiene una mezcla muy especial. Huelen a claveles, gladiolos y rosas, que esperan impacientes en las floristerías a que lleguen los días más esperados del año en la capital aragonesa, mientras la Virgen también les espera con ganas de vestirse de color.

Este año, por ser par, ese color protagonista en su manto será el rojo. Es, además, el primer año en el que las Fiestas del Pilar vuelven a celebrarse sin restricciones después de la pandemia; por eso, los floristas están ya más que preparados y dispuestos a volver a vivir, como siempre, las fiestas grandes de la ciudad.

“Esperamos alcanzar o incluso superar los niveles prepandemia”, asegura el presidente de la Asociación de Empresarios Floristas de Aragón, Rubén Cebollero. Y es que se trata del momento más importante del año para las floristerías: “Comienzan las Fiestas del Pilar y, seguidamente, llega Todos los Santos, que es la fecha más fuerte de todo el año. Y a esto se unen antes todas las bodas que hay en septiembre, con lo cual, entre septiembre y octubre podemos llegar a facturar un 30 o 40% del año”, ha declarado.

Este 2022, la ilusión postpandemia está en el ambiente y los maños se han adelantado a la hora de encargar sus flores ya que, según admite el presidente de la Asociación, “hay bastantes más encargos de lo normal a estas alturas”. Así, esta semana las floristerías han empezado ya a recibir el material necesario “para tener la flor abierta y que esté al punto óptimo para trabajarla el lunes o el martes”, explica, aunque asegura que este domingo habrá ya quien comience a prepararlas.

Lo que parece que no va a cambiar va a ser la flor protagonista del manto de la Virgen: el clavel. Lo más habitual, según explica Cebollero, es “es el ramo tipo bastón rojo de docena”, aunque los hay que prefieren innovar y escogen orquídeas, girasoles con espigas, o flores a juego con sus trajes de baturros.

De media, los aragoneses “suelen gastarse unos 18 euros” en el ramo para la Virgen del Pilar, comenta el florista. Aunque son muchas las Pilares que cada 12 de octubre reciben flores, porque según cuenta Cebollero, también suelen vender muchas para regalo o para decorar las casas y los balcones.

UN SECTOR TAMBIÉN AFECTADO POR LA INFLACIÓN

Para el sector florista, la pandemia ha sido una época “muy dura”, admite Cebollero. “Primero estuvimos cerrados y no había bodas ni eventos, aunque se compensaba con la venta diaria porque la gente decoraba mucho las casas. Al pasar más tiempo en ellas querían tener más alegría en su hogar», asegura.

Los eventos poco a poco han ido recuperándose, pero al sector no le ha dado tiempo a celebrarlo al 100%. Ahora se enfrenta, como todos, a la crisis y la inflación: “La subida de la luz y del gasoil nos afecta bastante”, comenta el presidente.

Y es que en Holanda, la capital de las flores por excelencia, muchos viveros funcionan con gas, lo que ha obligado a reducir la producción y, por tanto, a subir el precio de la materia prima, “sobre todo, en el caso de la flor blanca”. De momento, “la mayoría de floristerías de Aragón no hemos subido los precios, pero estamos reduciendo beneficios para compensar”, explica Cebollero.

Aún así, los floristas son optimistas y no dudan de que llega para ellos la mejor época del año y, mientras tanto, la cuenta atrás para volver a ver a la Virgen vestida con sus flores comienza a llegar a su fin.